Juego

—Hagamos un chinchón —me invitaste luego de que  compartiéramos el almuerzo más triste. De vos heredé el gusto por jugar a los naipes de modo que, en esa horrible extrañeza que resultaba el mundo sin mamá, ese mínimo placer compartido, con el correr de los días, se hizo hábito. (No sé cuántos partidos jugamos esta nena llegada a abuela y  el gigante que amparó mi niñez, quizá fue uno solo que duró poco más de cuatro años).
—Tengo una cábala —te comenté una tarde— pero no la digo.
—No —respondiste con irónica picardía ya que a mí casi siempre me tocaba perder.


El as de espada, retener el as de espada, papá, alguna vez tenía que decírtelo.




Durante mis años oscuros, mi papá, ya anciano, consagró sus últimos días a cuidar de mí, incluso jugando conmigo como si fuera una niña pequeña.

16 comentarios:

  1. Una belleza, me has conmovido mucho. Y con el final, te acompañé con unas lágrimas. Los seres que amamos siempre están presentes, no sólo en el recuerdo sino en la impronta que dejaron en nuestra forma de vivir. Besotes.

    ResponderEliminar
  2. Se respira ternura en tus letras, querida Patricia. Siempre es un placer leerte.

    Un abrazo fuerte.

    ResponderEliminar
  3. Patricia, tus letras siempre sorprenden pero esta vez te has superado. Simplemente hermoso.

    Saludos

    ResponderEliminar
  4. que hermoso texto mi querida amiga!!!!

    ResponderEliminar
  5. Sublime manera de abrir el corazón en palabras. Gracias Patricia.

    ResponderEliminar
  6. Siempre hay una lucecita.
    Ahora brillás vos.

    Saludos, hasta allá, Patricia!

    ResponderEliminar
  7. Conservará para ti los mejores ases, es lo que tienen nuestros héroes, querida Patricia.
    Un abrazo emocionado. Mucho.

    ResponderEliminar
  8. Muy bello Patricia, nos enfrenta a los mejores recuerdos. Gracias. Un abrazo y me lo llevo para compartir en "Paracuentos".

    ResponderEliminar
  9. Muy hermoso... tierno, entrañable. Me encantó.

    ResponderEliminar
  10. No voy a decir nada, es tan íntimo, tan sentido, que sería mancharlo.

    ResponderEliminar
  11. Puntadas suaves de ternura infinita. Me encantó.

    Besos volados.

    ResponderEliminar
  12. Ya sé que es un lugar común decir que este cuento me llegó al corazón, Patricia, pero nada más cierto. Hace más de un mes que estoy experimentando la horrible extrañeza del mundo sin mi papá.

    Cariños,
    Mariángeles

    ResponderEliminar
  13. Tus palabras, recuerdos, sentimientos crean caminos de ida y vuelta. Que nos acompañen siempre.
    Un fuerte abrazo.

    ResponderEliminar
  14. muy intensos tus recuerdos, Patricia. Un abrazo.

    ResponderEliminar
  15. Escarcha, Eduardo, Luna, Virgi, Peregrino, Lulie, Miguel Ángel, Juan, Lola, Marriángeles, Isabel, Marna, MJ, Nel, Juan Yanes, gracias por vuestro afecto, amigos y compañeros.

    ResponderEliminar