Señora de las hadas (columna de opinión)









Pedro Carreño (Cuba) Óleo sobre lienzo


“La idea elemental está encerrada en la idea folklórica. La fuente de la idea elemental es la imaginación humana. El espíritu humano. Y se dirige a la imaginación humana, el espíritu humano”. 
Joseph Campbell*


Paseo sin rumbo por la biblioteca infinita que es la red, y derivo hasta “Símbolos de redención en los cuentos de hadas”, texto cuyo título, que juzgué adorable, capturó mi atención de inmediato. Se trata de una de las muchas obras escritas por Marie Louise Von Franz (1915 – 1998), erudita y analista junguiana nacida en Alemania, nacionalizada suiza, país donde estudió y desarrolló su carrera desde muy temprana edad.
Su relación con el prestigioso y mundialmente reconocido Carl Gustave Jung comienza cuando éste invita a algunos estudiantes a su casa, entre los que se encontraba una joven Marie Louise de 18 años, quien ya contaba con estudios en filología clásica y era traductora de griego y latín. Grandemente impresionada por las ideas del profesor, pero escasa de dinero, propone intercambiar sesiones de análisis por traducciones. Propuesta que Jung acepta de inmediato ya que necesitaba que le tradujeran un texto alquímico que databa del siglo XVI. En una entrevista que se le realizara en al década del ’80, M. L. Von Franz recordaría que cuando su mentor le entregó aquel primer  libro —una de las traducciones más difíciles que le tocaría hacer en su extensa carrera—, sus páginas, ilustradas se abrieron para mostrar un dibujo con el que ella había soñado algún tiempo atrás y que esta feliz coincidencia —a-casual?— le hizo comprender que había escogido el camino correcto. Así nació una relación profesional sin fisuras que, a través del legado de una magnífica colección de libros, sobreviviría a ambos para nuestro enriquecimiento  y deleite.
El punto principal sobre el cual la escritora nos llama a reflexión, y a partir del cual  justifica todo su desarrollo, refiere acerca de la no carnalidad de los personajes centrales de los cuentos de hadas. Productos del inconsciente colectivo, arquetipos por antonomasia, héroes y heroínas carecen de humanidad: tanto su destreza o fortaleza o capacidad de sacrificio, como su incapacidad absoluta para cuestionarse a sí mismos, por citar  algunos ejemplos, llegan a límites inhumanos. Sin embargo, en cuentos folclóricos narrados desde España hasta  China, desde Rusia hasta Estados Unidos, su conducta ante las distintas vicisitudes que padecen, aún bajo los diferentes usos de cada región,  no varía. Tal es el motivo por el cual se afirma —siempre y cuando comprendamos la naturaleza íntima de tales acciones como expresión simbólica de la realidad—, que esta conducta  deviene en modelo de comportamiento. Desde luego, no un modelo moral a seguir, sino de nuestras angustias, del modo en que podemos torturarnos unos a otros y a nosotros mismos. Y también un modelo para, basándonos en la ciencia psicológica, en la imaginación consciente que propone la autora, detener tales daños.
Nos miraremos en el príncipe, o la princesa —no en el rey, el padre, la autoridad establecida y, por este motivo, ya osificada,  con seguridad ya desajustada a una realidad cuya esencia es la mutación, el cambio—,  puesto que son los representantes del momento presente. Ellos, los jóvenes, los reyes futuros, son los protagonistas de la acción del mismo modo en que nosotros somos dueños de nuestro presente y del  futuro que ese presente contiene “como una semilla de bellota contiene al árbol”.
Las hadas hechizan a los jóvenes, oscurecen sus vidas con pruebas —muchas veces caprichosas—, o castigos. Esta situación siempre es el conflicto a resolver. Von Franz, con una prosa sencilla y exquisita, devela cuál es el conflicto, social o individual, que el inconsciente colectivo ha fijado en tales hechizos, y la herramienta psicológica adecuada para resolver cada uno de ellos.
Si ocurre que nos encontramos convertidos en dragón, o en asnos. Si alguien, bajo pena de muerte, nos ha prohibido hablar durante una década. Si sólo podemos alimentarnos de flores, o vestir siete camisas, o descubrimos que en lugar del brazo izquierdo tenemos un ala cisne;  la Señora de las hadas, como quien coloca lámparas en un socavón, ilumina las sombras, indica el camino para liberarnos, redime.

* ”El mensaje de la mitología” Joseph Campbell (conferencia)
 “Semblanza de Marie Louise Von Franz” Juan Carlos Alonso

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Símbolos de Redención en los Cuentos de Hadas, M. L. Von Franz (1ª conferencia)

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