Flores de ayer y mañana







Mirarte regar día tras día,  con el hilo de agua que apenas lograbas sacarle a la canilla del patio, las champas que habías sembrado en el jardín,  es uno de mis recuerdos más lejanos. Fue una tarea de amor y paciencia, justo vos tan  impaciente. Amor te sobraba, eso sí, por tu preciosa señora y tu hija pequeña y la casita recién estrenada en la cima de una calle de tierra. Cuando el viento soplaba desde el lago el frío era insoportable, sin embargo, y a pesar de aquellos inviernos tan crudos, todo lo que florecía lo hacía por tu mano. De no ser oficinista podrías haberte ganado la vida como jardinero.
Poblé mi balcón con tus macetas. Amo especialmente los geranios, cortabas sus flores para colocarlas, en un vaso de plástico naranja, frente a ese retrato de mamá que pusiste al lado del teléfono, ese donde se la ve tan segura de sí misma, tan confiada. Sé que lograste sobrevivirla cuatro años sólo de puro guapo que eras. Lo que no sé es por cuál motivo, entre tanto buen ejemplo de generosidad y trabajo, elijo nombrarte a través de este detalle pequeño, nimio, de aquellos “dedos verdes” que tenías. 
—Don Mario es muy generoso —comentó, a modo de saludo cierta mañana, la enfermera que contraté para que me relevara de noche en la clínica.
—¿Cómo sabés? —pregunté llena de asombro.
—Porque cuando llego me ofrece una silla. Es raro que un enfermo, y además tan mayor, tenga ese gesto. —respondió para mi enorme orgullo.
Me cuidaste hasta el final. Aún internado en terapia intensiva reunías fuerza suficiente para preguntarle a la abuela recién estrenada que entonces yo era, qué calles tomaría para regresar a mi casa.
—No camines a esta hora por la cañada, es peligroso —me decías.
Te despediste de mí con unas palabras amorosas que, desde entonces, son parte de mi corazón. Palabras que incluían el mejor deseo para tus nietos y tu, entonces, único bisnieto, que fue la dicha de tus últimos días.
Ha nacido otro bebé en la familia, dicen que se parece a vos. Creo que no se equivocan.





Dedico estas palabras a mi Papá
18/10/28 - 24/08/12


14 comentarios:

  1. que hermoso texto mi querida amiga, tiene tanto amor que seguramente él, lo está aspirando.
    te envío un beso enorme y un abrazo apretado.

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  2. La vida familiar se llena de miles de historias llenas de amor o de odio. La tuya respira amor, se acuna suavemente en palabras precisas y nos deja un regusto a compañía. Cada vez que entro en tu blog me llevo un cacho de cielo literario.

    Saludos

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  3. Un texto entrañable y muy emotivo.
    Ha sido un placer leerte, Patricia.
    Un abrazo.

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  4. Te leo y no se me ocurre otra cosa que pedirte prestadas tus palabras y dedicárselas también a mi papá. Porque las almas honestas y generosas como la de estos hombres deben estar mirándonos desde donde quieran que estén y sonriendo. Lo único que deseo es que tengamos la chance de volverlos a ver... Una vez más. Besos con el corazón, amiga mía.

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  5. Precioso recuerdo Patricia. Me hiciste recordar a mi padre. Gracias.
    Besos desde el aire

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  6. Entrañable texto y bonito homenaje. Como tú también he sentido a veces la necesidad de expresar con palabras lo que sentía.

    Abrazos.

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  7. Me hizo emocionar, Patri, este texto. Tanto que se nubla el alma.
    Abrazo va
    San Montelpare

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  8. Hermoso tributo a tu padre, creo reconocer algo, en sus orígenes sin título; que tuvimos el honor de recibir de tu parte... Abrazo

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  9. Precioso, bellas palabras amiga. A veces los pequeños detalles son los que dimensionan a las grandes personas. Un fuerte abrazo y felicidades.

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  10. Muy emotivo, sí.
    Tierno, delicado, realista.
    Un tributo que nos ayuda con la carga de la ausencia.
    Te abrazo, querida Patricia.

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  11. Ternura a borbotones. Una belleza.

    Abrazos, los que quieras.

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  12. Escarcha, Nel, Isabel, Miguelángel, Bee, Rosa, Isabel, Sandra, Peregrino, Ángeles, Virgi, Lola

    Muchas gracias amigos por acercarse a leer estas palabras (abismalmente menos de las que mi papá merece pero no importa, él comprende). Ojalá sea cierto lo que dicen y las haya recibido allí donde está, al otro lado del infinito.

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